Reflexiones de un inspector de Hacienda (jubilado) sobre los retos de la AEAT

Hace algunos meses acabé mi larga trayectoria profesional como inspector de Hacienda del Estado, algo que – he de reconocer – me produce una agradable sensación, aunque no por el hecho de dejar “mi empresa”, la Agencia Tributaria, sino por lo que supone de nueva etapa personal. Permítanme contarles brevemente mi recorrido profesional:

Terminé la carrera de Ingeniero Superior Industrial allá por 1977 y empecé a trabajar en la construcción de Centrales Nucleares por España: Almaraz, Valdecaballeros, también en Lemóniz, en una época difícil en la que la banda terrorista ETA pretendía imponer su voluntad por la fuerza, persiguiendo y amenazando a los ingenieros de esta central nuclear, llegando, incluso, a matar a uno de mis compañeros.

Después de ocho años de trabajo como ingeniero, comencé a darle vueltas a la idea de preparar nuestra oposición y así lo hice. Con mucho esfuerzo y compaginando mi trabajo con la preparación y estudio de la oposición, entré a formar parte de nuestro cuerpo en 1984. A partir de entonces, empecé a participar, como directivo, en la cesión de tributos al Principado de Asturias y en la creación de la propia Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT). Durante 12 años, tuve el privilegio de participar activamente en la creación de nuestra asociación, denominada por entonces APIFE. (Asociación Profesional de Inspectores de Finanzas del Estado).

Fueron aquellos años difíciles y muy turbulentos, debido al enfrentamiento con el entonces gobierno de turno…Y es que, en esa etapa, bueno es recordar que estuvimos al borde de la desaparición como cuerpo, aunque la película terminó bien y aquí seguimos. Sin embargo, mis inquietudes personales me llevaron a solicitar una excedencia de 20 años hasta llegar a los cinco últimos años de mi actividad profesional, que los he prestado en la Delegación Central de Grandes Contribuyentes (DCGC).

Quisiera aprovechar este espacio para trasmitirles que considero muy positiva la evolución profesional en distintas etapas y retos, tanto dentro de la AEAT, como en la de profesional excedente. Por ello, os animo al reto de asumir nuevos cambios profesionales de acuerdo siempre con vuestros principios.

El cambio de la gestión de nuestro sistema tributario a través de la AEAT y, en concreto, de la Inspección Tributaria en estos años, ha sido enorme. Pensemos que en 1984 teníamos mucha voluntad, pero pocos medios, efectuando un trabajo casi artesanal. Sin embargo, actualmente, disponemos de las más poderosas herramientas, tantas que casi no damos abasto a utilizar todas ellas.

La AEAT es una historia de éxito y nuestro cuerpo ha sido un actor principal en ello, sin olvidarnos de la gran revolución que supuso el potenciar el cumplimiento voluntario que se inició en aquellos años con un humilde “Programa Padre”.

El reto futuro para la AEAT es continuar siendo la columna vertebral de la democracia, como lo fuimos desde los años 80, constituyendo el pilar que permita un control de los tributos, por un lado, pero también, y, sobre todo, un apoyo al cumplimiento voluntario, en el que creo firmemente. En este punto nos toca, como colectivo, plantear actuaciones coordinadas de defensa de la AEAT, frente a la actual dinámica de utilizarla con fines políticos y como moneda de cambio para unos supuestos objetivos defendidos por el gobierno actual de paz social en determinados territorios, entre otras amenazas.

Tenemos ante nosotros un futuro apasionante, aportando lo mejor de nosotros mismos para consolidar la AEAT ante los retos del siglo XXI, tales como la Inteligencia Artificial, las criptomonedas, la internacionalización de nuestras empresas… demostrando a la sociedad civil que debido a nuestra independencia y profesionalidad somos todos iguales ante el sistema tributario, desde el Rey hasta el jubilado más humilde.

Pensemos que estamos llamados a participar activamente en todos los puestos importantes de la AEAT, en Inspección, Recaudación, Gestión, etc, sin olvidar nuestra participación en otros organismos muy importantes, como la Dirección General de Tributos y lo Tribunales Económicos, entre otros, siendo estos puestos los vertebradores de la AEAT ante los retos futuros. Por ello, os animo a ser proactivos y participar en estos puestos.

Si la AEAT no es defendida por nuestro colectivo contra este y otros movimientos políticos, que nada tienen que ver con lo que han sido estos últimos 30 años, podemos asistir a la desaparición de nuestro actual sistema tributario que conocemos en aspectos tan importantes como la equidad y solidaridad a nivel nacional, incluso, y esto me preocupa, el que en determinados territorios se utilice el enorme potencial de la AEAT como arma política contra los contribuyentes de distintos territorios e ideología política. Basta ver la enconada lucha política en la gestión del Impuesto sobre el Patrimonio.

Insisto en que, como colectivo, debemos defender a la AEAT frente a estas incertidumbres, ya que estos escenarios que se están poniendo encima de la mesa tienen un fin de contraprestaciones políticas por recibir apoyo en votos; me refiero, por ejemplo, a desmembrar la AEAT por territorios (lo primero en Cataluña): lo anterior son objetivos que poco o nada tienen que ver con mejorar la gestión del sistema tributario tal y como lo conocemos hoy, y sí mucho con la aniquilación del enemigo político.

Siento comunicaros una percepción personal, y es que desde que participé, allá por los años 80, en la creación de nuestra Asociación yo tenía, junto a otros compañeros, el objetivo de mantenernos alejados de la influencia de los partidos políticos. Así ha sido en todos estos años y por eso creo, entre otras consideraciones, que estamos siendo atacados por la extrema izquierda y que se pretende nuestra disolución como cuerpo profesional independiente para poder manejar a su antojo todos los mecanismos que conforman la AEAT para la destrucción de todo lo que se oponga a los criterios de la clase política dominante en estos momentos.

En suma, se trataría de hacer desaparecer nuestra profesionalidad e independencia para el manejo sin trabas de la AEAT, esta reflexión debe de remover nuestras conciencias para luchar unidos en seguir manteniendo, en sus nuevos retos, a la AEAT con el nivel de preparación y profesionalidad que hemos tenido hasta ahora.

Por último, permítanme una última reflexión: en esta nueva etapa como jubilado, considero un reto y un privilegio seguir perteneciendo a nuestra Asociación (eximido del pago de la cuota, como el resto de compañeros en la condición de jubilado) para participar en la defensa de nuestra función profesional, sobre todo en estos próximo cuatro años que se presentan muy oscuros para la AEAT y para nuestro colectivo.

Este blog es un excelente foro para trabajar en la defensa de nuestra función y desde él me ofrezco para aportar mi experiencia en lo que la Asociación de Inspectores de Hacienda del Estado considere oportuno y para dialogar abiertamente, ofrecer opinión y reflexiones sobre las inquietudes individuales que también se puedan plantear, de forma especial de aquellos jóvenes compañeros que acaban de incorporarse a nuestro colectivo.

Por Ángel Fernández Esteban, Inspector de Hacienda (jubilado)

*Las opiniones expresadas en las publicaciones del blog «NOSÓLOIMPUESTOS» son de la exclusiva responsabilidad de sus autores, pudiendo no coincidir con las de IHE