Un blog de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE)

Administración Tributaria

El pecado original, el sistema de financiación de las comunidades autónomas y sus otros pecados capitales

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Como los cuatro ríos que nutrían al jardín del Edén, distinguen los estudios de Hacienda Pública cuatro tipos de estructuras para dotar de los fondos necesarios a las Haciendas territoriales, clasificándose según sea la Hacienda central, las Haciendas descentralizadas, o ambas, las que tengan la capacidad para el establecimiento de los tributos.

Cualquiera que sea la forma elegida para la financiación de las Haciendas multinivel, se encontraran ventajas y defectos, que además no serán absolutos para todo tiempo y lugar, ya que los efectos de uno u otro modelo pueden diferir según el peso que se otorgue a los distintos impuestos en cada sistema tributario y las preferencias de organización de cada país. Como en tantas cosas, lo que parece evidente es que, para que la organización de un país funcione de una manera medianamente ordenada, resulta necesario que la presida una cierta idea de conjunto, que lo desarrollado sea un sistema, un solo jardín del Edén, cualquiera que sea el río de los cuatro posibles al que decidas arrimarte.

No ha sido este el caso de España, donde la financiación autonómica nació con un pecado original. Como sabemos, en nuestra nación coexisten dos modelos de financiación de las Haciendas territoriales: el modelo foral, que se aplica en los territorios forales del País Vasco y Navarra, y el régimen común, que se aplica al resto de las Comunidades Autónomas. En el primero, gran parte de los impuestos (ahora mismo, prácticamente todos) son tributos concertados o convenidos, es decir, tributos establecidos y regulados por las haciendas forales, que además los gestionan y recaudan; contribuyendo al sostenimiento de los gastos generales del Estado mediante la aportación de una cuota, que se conoce como cupo. En el segundo, la mayoría de los impuestos son establecidos por el Estado, cediéndose una participación en la recaudación de los mismos y, en algunos casos, competencias normativas limitadas, así como, en algunos tributos de menor relevancia, la gestión y la recaudación. No hay que ser ningún genio para darse cuenta de la diferencia entre uno y otro régimen, con un marco competencial inmensamente más amplio para las haciendas forales, y que, por tanto, no preside este sistema una idea igualitaria entre todos los territorios.

Este pecado original del Génesis lleva anudado otros. El primero de los pecados, anterior en el tiempo al pecado original, fue la soberbia, en la que cayó Lucifer al creerse mejor que los demás ángeles y que el mismo Dios, queriendo colocar un trono por encima del suyo. También la soberbia es el primero de los pecados de nuestro sistema de financiación, soberbia de las haciendas forales, que se consideran superiores al resto, y que por ello están dotadas de un sistema preferente y privilegiado de financiación. Sí, privilegiado, porque en el cálculo del cupo no rigen los criterios técnicos que se deberían seguir para la cuantificación exacta del coste de los gastos públicos que se deben atender, sino criterios políticos, impulsados por partidos nacionalistas y asumidos por los partidos que han gobernado España, desde UCD, hasta PP y, por supuesto, el PSOE, que lo que procuran es mantener una contribución mínima de las haciendas forales y una sobrefinanciación de estos territorios, demostrando que les pierde e éstos, bueno, realmente a los políticos de esos territorios, la avaricia; hasta se podría calificar hasta de gula por engullir recursos, ya que, no contentos con esa sobrefinanciación, en cada negociación política exigen y obtienen más inversiones de la caja general del Estado para sus territorios.

Como no podía ser de otra forma, esta disparidad de sistemas lleva años cultivando la envidia de Cataluña, comunidad que también se considera especial, como las forales, con más derechos que el resto, y que por tanto merece un sistema de financiación foral, aunque realmente lo que subyace en la petición no es solo la ampliación del marco competencia, sino gozar del mismo privilegio del que ya disfrutan vascos y navarros de infra contribución y superfinanciación. Y es verdadera avaricia, que no se contenta con poseer, y quiere desposeer a los demás; pues no se desea cambiar el modelo de financiación común, sino que lo que se pretende es tener un sistema foral para Cataluña, pero que ese sistema no llegue a las restantes Comunidades Autónomas. No hay más que oír hablar de balanzas fiscales para corroborar que efectivamente esto es lo que hay detrás de esta petición, que, desgraciadamente, parece que será atendida pronto, incrementando los desequilibrios del sistema.

Los pecados nunca vienen solos y la petición de un sistema de financiación foral lleva a una cierta lujuria de exigencias para equipararse con las Haciendas forales. Los políticos catalanes no solo quieren los recursos y las competencias normativas sobre los mismos, sino que han proyectado su voracidad insaciable de carne también sobre el organismo encargado de la gestión de los recursos, la AEAT, estableciendo su propia Agencia para gestionar los impuestos. Para cualquiera que no esté cegado por una idea política, es evidente que la fragmentación en un órgano de aplicación de la normativa tributaria genera mayores dificultades de gestión, tanto para las Administraciones, donde se repiten funciones, se fragmenta la información y se pierden beneficios de la dimensión, como para los contribuyentes, que encuentran una mayor dificultad para el cumplimiento de sus obligaciones y multiplican sus cargas formales (más declaraciones, más Administraciones con las que relacionarse). No es, además, una idea que haya pergeñado yo, la realidad de las haciendas forales, donde ya ocurre esto, demuestra la pérdida de eficiencia de la Administración tributaria por el mayor consumo de recursos para gestionar los mismos impuestos.

Es en esta cuestión donde, de una forma muy ponderada y exclusivamente centrados en lo que es un problema técnico de nuestro ámbito de conocimiento, trabajo y preocupación, la Asociación de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE) levantó la voz para denunciar el craso error que contenía el pacto de investidura alcanzado entre el PSOE y Junts (¡esperemos que este pacto acabe como Craso!). Nada tengo que ver con ese comunicado (cualquiera que me conozca mínimamente echaría en falta mis peculiaridades como escribidor) y, por ello, como un asociado de la Asociación de Inspectores de Hacienda el Estado (IHE) más, que es todo lo que soy, quiero aprovechar estas líneas para aplaudir esa respuesta pronta y acertada, preocupada de la defensa de nuestros intereses que es en este caso, además, el interés general de todos los ciudadanos de España. Así lo entendí y así debió entenderse.

Termino con la pereza. Pues es la pereza de los gobernantes la que ha permitido que éste y otros problemas se enquisten; gobernantes que no han sabido afrontar estos retos y simplemente tratan de dormirlos y dejarlos para el que venga detrás, que no quieren ocuparse de sus obligaciones como gobernantes, buscando solución a los problemas, y prefieren dedicarse a lo que no deberían, a tratar de convertir las mentes de la gente maleable y a eternizarse en los cargos públicos.

Esperemos que un día, no muy lejano, todo cambie y pueda hablar de las virtudes teologales de algún político. No lo creo…

Por  Javier Bas Soria, Inspector de Hacienda del Estado

*Las opiniones expresadas en las publicaciones del blog «NOSÓLOIMPUESTOS» son de la exclusiva responsabilidad de sus autores, pudiendo no coincidir con las de IHE 

4 Comentarios

  1. Ana Mora 5 de diciembre de 2023

    Magníficamente explicado, compañero. La situación es más que preocupante; es alarmante. Hay que espabilar y buscar las medias legales a nuestro alcance para evitar los dislates que ya se vislumbran.
    Mucho me temo que para podeer hablar y escribir sobre las virtudes teologales de los políticos habrá que esperar… y mucho.

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    1. Francisco 6 de diciembre de 2023

      Estupendo post. Con educación pero sin pelos en la lengua. Mucho se puede decir de lo que está sucediendo. Y poco bueno.Ahora hacen falta muchas más voces como la tuya y en muchos lugares.

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  2. Mario Pardo Carmona 8 de diciembre de 2023

    Buenos días. Muchas gracias por contribuir al cuaderno de la asociación.
    Lamentablemente los ciudadanos nos encontramos huérfanos de enfoques académicos, propios de la materia de Hacienda Pública, por lo que resulta oportuno tu comentario sobre las vías de financiación de las administraciones públicas.
    Labor como la tuya nos devuelve a una senda de análisis de la realidad tributaria que no nos debe ser ajena.

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  3. ynveyhmjkv 12 de enero de 2024

    El pecado original, el sistema de financiación de las comunidades autónomas y sus otros pecados capitales – Asociación Inspectores de Hacienda
    [url=http://www.gr37y01r94dm25k28o0v7k0y0hbo1lc8s.org/]uynveyhmjkv[/url]
    ynveyhmjkv http://www.gr37y01r94dm25k28o0v7k0y0hbo1lc8s.org/
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